Sólo tenía 13 años. No sabía porqué se encontraba sentada en un banco de ese pasillo. Su madre le había dicho que tenía que acompañarla al juzgado para un juicio, y que si el juez le preguntaba, contestase que no quería estar tantos días con su padre, que él no le dejaba salir con las amigas ni ir a los cumpleaños.
Mientras hacían tiempo, llegó su padre. Iba acompañado de su actual pareja y pese a hacer que jugaba con el móvil, no podía dejar de mirar con disimulo, mal disimulado, como su padre no paraba de besar a su novia en actitud provocativa hacia su madre, que a su vez, en cada provocación, la tomaba de la mano y le repetía: recuerda, no quieres pasar tanto tiempo con él.
Ambos progenitores fueron llamados para entrar en Sala. Ella siguió fuera, sentada en ese banco, esperando a que le llamasen para repetir la frase aprendida.
El tiempo pasaba, nadie salía en su busca, así que sacó de nuevo el móvil y se puso a hablar por whatsapp con un grupo de amigas:
-Tías, ya an entra2.
- Yo tengo k entrar cuan2 m yamen.
- Y k vas a decir?
- K ojala s mueran los 2.