martes, 31 de enero de 2017


Sólo tenía 13 años. No sabía porqué se encontraba sentada en un banco de ese pasillo. Su madre le había dicho que tenía que acompañarla al juzgado para un juicio, y que si el juez le preguntaba, contestase que no quería estar tantos días con su padre, que él no le dejaba salir con las amigas ni ir a los cumpleaños.
Mientras hacían tiempo, llegó su padre. Iba acompañado de su actual pareja y pese a hacer que jugaba con el móvil, no podía dejar de mirar con disimulo, mal disimulado, como su padre no paraba de besar a su novia en actitud provocativa hacia su madre, que a su vez, en cada provocación, la tomaba de la mano y le repetía: recuerda, no quieres pasar tanto tiempo con él.
Ambos progenitores fueron llamados para entrar en Sala. Ella siguió fuera, sentada en ese banco, esperando a que le llamasen para repetir la frase aprendida.
El tiempo pasaba, nadie salía en su busca, así que sacó de nuevo el móvil y se puso a hablar por whatsapp con un grupo de amigas:
-Tías, ya an entra2.
- Yo tengo k entrar cuan2 m yamen.
- Y k vas a decir?
- K ojala s mueran los 2.

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