sábado, 31 de julio de 2010

"LA MAR DE MUJER"


Eres tú, mujer, como la mar: Impredecible.
Azul sereno, en ocasiones breves;
Gris que barrunta tormenta, en casi todas.
Blanca de espuma, de espuma blanca, si acaso me sonríes;
Anaranjada, casi rojo pasión, cuando me tocas.

Ese arcoiris de explosiones sorpresivo
provocó que un día decidiera hacerme navegante.
Me gusta arriesgar, echar pulsos al destino.
E inmerso en absoluta vanidad y desatino
me propuse, absurdamente, dominarte.

En esos atardeceres en los que la razón y el deseo deciden disociarse,
gustaba varar mi navío en una de tus playas.
Dejar mis contenidas ganas derramarse,
abandonando mi cuerpo maltrecho en tus arenas
y consintiendo que a golpes de mar me desnudaras.

Jugué incluso, a jugar con tu soberbia
de saberte único beso de sal entre mil bocas.
Te hacía creer que mi sexo estremecías al compás de tus mareas,
mientras mi mente estaba dejándose hacer por otra mar, por otras olas.

Pagué cara y con creces mi osada desvergüenza
al olvidar que, al fin y al cabo, mar y mujer eras.
Te bastó mirar mis ojos a hurtadillas
una tarde de aquéllas entregados a pasión desenfrenada
para saber que no era, por y para ti, aquél "te deseo"
dicho con respiración entrecortada.

Más no hubo reproche. Rugir de tus entrañas. Ola más alta que otra.
Sólo mudaste de anaranjado, casi rojo pasión, a gris sombrío,
cesando de inmediato aquélla danza de caderas llenas de caracolas.
Un beso, esta vez más amargo que salado......., Un beso frío
y supe que esa pleamar querías llorarla a sólas.

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